Restaurante japones La Caleta De Llafranc en Llafranc

En el alma de Llafranc, un encantador pueblo donde lo nuevo y lo antiguo coexisten, se encuentra La Caleta De Llafranc, un local de cocina japonesa que transporta tus sentidos directamente a Tokio. Desde el primer paso, un acogedor ambiente de madera, faroles de papel y melodías suaves te rodea, preparándote para una experiencia inolvidable. En la cocina de La Caleta De Llafranc, los chefs dominan el arte del sushi, el ramen y las tempuras con una precisión casi ceremonial. Cada plato se convierte en una obra de arte: ingredientes frescos, presentación cuidada y sabores que equilibran sutileza y profundidad. Perfecto para disfrutar de una cena romántica, para reunirte con amigos o simplemente para dejarte sorprender por la verdadera gastronomía japonesa sin moverte de Llafranc.
La Caleta De Llafranc
Ubicación de La Caleta De Llafranc
Horarios de La Caleta De Llafranc
Lunes | Cerrado |
Martes | 12:00–23:30 |
Miércoles | 12:00–23:30 |
Jueves | 12:00–23:30 |
Viernes | 11:00–2:00 |
Sábado | 12:00–2:00 |
Domingo | 12:00–23:00 |
Teléfono de La Caleta De Llafranc
Si quieres comunicarte con La Caleta De Llafranc, puedes hacerlo directamente llamando al siguiente número:
Más información
Si estás buscando un lugar que combine la exquisitez de la cocina japonesa con un ambiente acogedor y vistas impresionantes, La Caleta de Llafranc es el destino perfecto para ti. Este restaurante no solo ofrece una variedad de sushi y platos tradicionales japoneses que deleitarán tu paladar, sino que también te invita a disfrutar de una experiencia única frente al mar. Imagina saborear un delicado sashimi mientras escuchas el suave murmullo de las olas y sientes la brisa marina acariciar tu piel. Cada bocado te transporta a Japón, pero con el toque especial del entorno mediterráneo que solo Llafranc puede ofrecer. Además, en La Caleta de Llafranc, cada detalle está pensado para que tu visita sea memorable. Desde la atención cálida y personalizada del equipo, que te hará sentir como en casa, hasta la cuidada selección de ingredientes frescos y de calidad, cada aspecto de tu experiencia gastronómica está diseñado para que te lleves un recuerdo imborrable. Ya sea que vayas en pareja, con amigos o en familia, este restaurante se convierte en un refugio donde la buena comida y la buena compañía se entrelazan. No dejes pasar la oportunidad de descubrir este rincón del sabor japonés en Llafranc; seguro que querrás volver una y otra vez. ¡Te esperamos!
La Caleta De Llafranc: un refugio japonés donde lo habitual se convierte en ritual
En Llafranc, ese encantador lugar donde las bicicletas conviven con los templos de concreto y las abuelas saludan desde balcones minimalistas, hay un lugar que no parece estar sujeto a la lógica de las coordenadas. Porque entrar a La Caleta De Llafranc no es simplemente cruzar una puerta: es teletransportarse a otro ritmo, otra estética, otra forma de entender el mundo —más silenciosa, más precisa, más bella.
Apenas cruzas el umbral, el aire se transforma. La madera cálida cruje bajo tus pies como si te diera la bienvenida. Los faroles de papel se mueven ligeramente, como si respiraran contigo. Y esa música suave, casi inaudible, no acompaña: susurra. El espacio no intenta deslumbrar, sino envolver. Como un haiku bien escrito, todo en La Caleta De Llafranc parece simple… hasta que te das cuenta de lo complicado que es hacerlo.
La cocina, sin misterios, es puro teatro contenido. Los chefs actúan como monjes de un monasterio contemporáneo: con concentración, con respeto, con una precisión que se acerca a lo espiritual. Cortan, hierven, montan y emplatan no como quien cocina, sino como quien rinde homenaje. El sushi, el ramen, las tempuras: nada está allí por casualidad. Cada plato equilibra el gesto mínimo con la fuerza del sabor, como si una flor pudiera también tener filo.
¿Una cena íntima? ¿Una reunión entre amigos? ¿Un día cualquiera que necesita un sentido? La Caleta De Llafranc no juzga el motivo. Solo lo embellece. Porque hay lugares a los que uno va a alimentarse, y otros —muy pocos— donde uno va a recordar que comer también puede ser una forma de poesía.
Todo junto. Todo Japón, sin salir de Llafranc.
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